Compuse este poema para una sección de un programa en que participo en Radio María, una cadena de radio católica. Ese programa es La Hora Feliz, dirigido principalmente a niños que se están preparando para hacer la Primera Comunión. Se ha estado emitiendo durante todo el curso los lunes de 18:00 a 19:00, aunque todavía quedan varios programas que podéis escuchar. Mi sección dura unos seis minutos. En ella hago un poema que trata sobre una parábola del Evangelio o sobre cualquier tema religioso. Este poema se emitirá a finales de mayo, pero aquí os lo adelanto. ¡Seguro que os encanta!
Canto a la creación
Niños,
¿os habéis fijado alguna vez en el cielo?
Miradlo
fijamente, ese azul que resplandece
que
ignora el ocaso y el frío del miedo
y que
abre las puertas del azul celeste.
Mirad los
árboles, qué grandes y majestuosos.
Las ramas
brillan y ondean al viento.
Notad cómo
crujen levemente sus troncos,
notad el
silbido de cada hoja y su eco.
Cuando
podáis, observad cuánta inmensidad
alberga
el impetuoso y bravío mar azul.
Qué
bellas las olas y sus caricias.
Qué
hermosos sus guiños de luz.
Alzad la
vista a las montañas, casi al cielo.
qué
impetuosas y señoriales se muestran.
Tan
firmes como la sabiduría del abuelo.
Tan
permanentes como el amor de la abuela.
Los
prados y los bosques, ¿no son también
dignos de
ser observados siempre
una y
otra vez?
Bien
extensos y frescos, repletos de plantas
y de
criturillas que buscan agua.
¿Habéis
visto en alguna ocasión un ciervo?
Son
animales ágiles y difíciles de ver.
Pero
siempre reposan al cabo del tiempo
para demostrar
lo bellos que pueden ser.
El
atardecer, sobre todo en verano,
¿no os
parece algo increíble?
Tantos
colores como el rojo, el morado,
el
naranja, el azul... son miles.
Tantos
que no puedo contarlos.
Y al
final cae la noche, donde lucen las estrellas.
Cada una
con su historia y acurrucadas con la luna.
La
encargada de cuidarlas es ella.
Es como
una madre que ama como ninguna.
Y tras el
sueño de la noche que a todos consuela,
el sol
llega glorioso para iluminarnos,
para
empezar un nuevo día con fuerza.
Un día
para dar gracias por el cielo,
los
árboles, el mar, las montañas, los ciervos,
los
prados y los bosques, el atardecer veraniego,
la noche
y el día, maravillosos todos ellos.
Si tan
bonitas son estas cosas, niños,
más
grande y bello es el que hizo todo ello.
Dios nos
creó por amor infinito,
y nos dio
todo esto para nosotros,
para que con Él sus hijos seamos felices.
Óscar Santos Pradana
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