jueves, 9 de febrero de 2017

Asesino anónimo

Asesino anónimo

13 de septiembre de 1980                                         Petilla de Aragón, Zaragoza

Alberto...

No sabes lo que ha pasado... Estoy tan horrorizada que parece que mi cuerpo haya olvidado llorar. Estoy muerta por dentro... Pancho me ha deshonrado. Me violó por la noche. Me destrozó la cara a guantazos porque me resistía como podía. Pero me vi vencida por su fuerza.

Alberto... Tanto habíamos esperado para casarnos en santo matrimonio y ahora esto...

Te lo cuento en carta porque no soy capaz de salir de casa. Ven a verme cuando puedas.

Por cierto, dale una propina al niño de Juli. Se portó bien y se aprendió la dirección al dedillo. Pobre muchacho, ignorante del mundo que lo rodea.

Te quiero. Por favor, ven a verme.

María


16 de septiembre de 1980                                          Petilla de Aragón, Zaragoza

Estimado alcalde:

Pancho Gutiérrez es un hijo de puta. De hecho, es el hijo de puta más grande que ha visto nunca Petilla de Aragón. Eso es lo que pensaría cualquier persona de este asqueroso pueblo en el que vivo después de lo que ocurrió con su hija.

Mire, alcalde, le voy a ser franco: quiero matar a Pancho. No le diré mi nombre por razones obvias. Ahora bien, quiero que sepa mi intención para que me facilite poder llevar esto a cabo. Sé lo que sucedió entre su hija y ese hijo de puta. Si quiere ver a quien ha ultrajado a su hija muerto haga que la policía no esté de ronda mañana por la noche.

Atentamente,


Asesino anónimo


17 de septiembre de 1980                                                       Petilla de Aragón, Zaragoza

Querido Alberto:

María me ha contado que te escribió y que te has visto con ella. Sé que para ti la situación es muy difícil, pero también lo es para mí. No te sulfures con el ardor que mostraste en tu burda carta del asesino anónimo. No vamos a matarlo. ¿Estás loco? ¿Te imaginas que te encierran? Mejor no pensemos más en eso...

Tranquilízate y no hagas locuras.

Sé fuerte, Alberto.

Evaristo López, Alcalde de Petilla de Aragón


17 de septiembre de 1980                                        Petilla de Aragón, Zaragoza
Informe de la ronda nocturna

Excelentísimo alcalde:

Hemos arrestado a un individuo esta noche mismo porque iba con una pistola en mano por la calle. Según algunos del pueblo era Alberto, el novio de su hija. Espero que nos dé órdenes para ver qué hacemos con él. Tengo buena relación con usted y entiendo que el muchacho fuese a matar a quien sabemos. Creo que lo merece, la verdad. Pero solo Dios juzga. De momento, centrémonos en el asunto que nos importa.

Envíeme antes del 19 de septiembre su resolución. Alberto permanecerá de momento en el calabozo del pueblo.

Un cordial saludo,

General de Brigada Fernando Lombarza


19 de septiembre de 1980                                          Petilla de Aragón, Zaragoza

Excelentísimo alcalde:

Intuyo que estará al tanto de lo ocurrido con Pancho. Se ha extendido por todo el pueblo el rumor, que yo le corroboro: ayer, día 18, un grupo de habitantes anónimos fueron al lugar donde se escondía el criminal de Pancho Gutiérrez y lo descuartizaron. El cuerpo policial lo estuvo buscando durante tanto tiempo sin resultados y ahora van estos pueblerinos, encuentran su escondrijo y lo matan. Es un mundo sin sentido este, movido por los sentimientos y las brabuconadas románticas.

Recibí su carta. Aunque me pide que Alberto permanezca en el calabozo, creo que se puede hacer la vista gorda.

Ahora a quien habría que interrogar es al pueblo, pero ninguno cede. "¡Fue el asesino anónimo, general!" responden como enfermos. Esto parece la obra aquella de Lope de Vega.

Por la dificultad que plantea la situación y la justicia ya tomada por el pueblo, yo daría el caso por cerrado. Espero su contestación cuanto antes.

Un cordial saludo

General de Brigada Fernando Lombarza


20 de septiembre de 1980                                 Petilla de Aragón, Zaragoza

Estimado Fernando:

Estoy de acuerdo. Ciérrelo.

Evaristo López, Alcalde de Petilla de Aragón.

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Escrito por Óscar Santos con la colaboración de Carlos Sánchez-Tabernero


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